{"id":768,"date":"2011-08-04T16:26:00","date_gmt":"2011-08-04T16:26:00","guid":{"rendered":"https:\/\/www.jesidewalks.net\/?p=768"},"modified":"2020-05-07T17:04:51","modified_gmt":"2020-05-07T17:04:51","slug":"libros-para-compartir-el-mundo-de-ayer-memorias-de-un-europeo-por-stefan-zweig-1941","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/www.jesidewalks.net\/2011\/08\/04\/libros-para-compartir-el-mundo-de-ayer-memorias-de-un-europeo-por-stefan-zweig-1941\/","title":{"rendered":"Libros para compartir: El mundo de ayer: Memorias de un europeo<\/em>, por Stefan Zweig, 1941"},"content":{"rendered":"\n
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El mundo de ayer: Memorias de un europeo<\/em>, Stefan Zweig, 1941 (El Alcantilado, Barcelona 2003)<\/figcaption><\/figure><\/div>\n\n\n\n

Juan <\/strong>hab\u00eda publicado este art\u00edculo originalmente el 19 de septiembre de 2011 en el blog IdeasdePapel<\/a><\/em><\/p>\n\n\n\n

Le\u00ed este libro en su versi\u00f3n en espa\u00f1ol en el oto\u00f1o de 2006, me gusto mucho y quiero compartirlo. Lo que sigue son mis impresiones. Como en todo libro, cualquier descripci\u00f3n o rese\u00f1a, por m\u00e1s pomposa que \u00e9sta sea, es una experiencia individual de aquel qui\u00e9n lo lee…Si le parece que le va a gustar, lealo!<\/p>\n\n\n\n


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…A sus 60 a\u00f1os, en una habitaci\u00f3n de hotel, con el mundo en plena Segunda Guerra Mundial, y sin ninguno de sus libros, ning\u00fan peri\u00f3dico, ninguna carta, en fin, ninguna referencia bibliogr\u00e1fica o documentaci\u00f3n, Zweig escribe; \u201cNo puedo ir a buscar informaci\u00f3n a ninguna parte porque la censura ha interrumpido o ha puesto trabas a la correspondencia en todo el mundo.\u201d Debido a la circunstancia en las que se encuentra debe recurrir a su memoria para relatar los hechos y cambios de una \u00e9poca de la que \u00e9l \u201c\u2013como austr\u00edaco, jud\u00edo, escritor, humanista y pacifista \u2013\u201d se declara protagonista. <\/em><\/p>\n\n\n\n


El Mundo de Ayer <\/em>es el \u00faltimo libro escrito por Stefan Zweig  all\u00e1 en el verano de 1941 en la ciudad de New York, unos meses antes de su suicidio en la ciudad de Petr\u00f3polis, Brasil, el 22 de febrero de 1942.  Si bien se trata de una autobiograf\u00eda, \u00e9ste tiene por protagonistas  la cultura, el arte, la arquitectura de las ciudades y los modos de vida de los personajes de una \u00e9poca, aquella la de la primera mitad de siglo XX. Zweig nos narra sus experiencias sin vueltas atr\u00e1s y con saltos hacia adelante. Comparaciones con un futuro que m\u00e1s bien es su presente m\u00e1s cercano, el de 1941. <\/p>\n\n\n\n


La narrativa nos transporta a trav\u00e9s de las m\u00e1s ricas descripciones de lugares y personas, descripciones que aluden tanto al \u00e1mbito art\u00edstico y los c\u00edrculos literarios e intelectuales en los que se ve envuelto, como tambi\u00e9n a los paisajes naturales y urbanos de su Austria natal. Tal es la calidad testimonial de su prosa que podemos ver, tocar, sentir<\/em> casi su  Salzburgo natal  y las otras tantas capitales que menciona, desde Berl\u00edn, Paris, y Londres, a su visi\u00f3n extra europea en la India primero, en Estados Unidos luego, y ya m\u00e1s adelante en el tiempo, y bajo otras circunstancias totalmente distintas, en Argentina y Brasil.<\/p>\n\n\n\n

Stefan Zweig viaja, viaja mucho, y uno de los aspectos importantes a mencionar sobre sus viajes es su negaci\u00f3n a atarse a las cosas materiales<\/em>, como lo ser\u00eda el caso de un hogar. En sus viajes, Zweig s\u00f3lo busca tener un pied-\u00e0-terre <\/em>all\u00e1 a donde fuera, pero nunca encari\u00f1arse demasiado con un lugar. Esta caracter\u00edstica de su personalidad, producto de una vida errante por Europa, se le presenta no como un problema de adaptaci\u00f3n sino m\u00e1s bien como una gran ayuda<\/em> \u201c\u2026puesto cada vez que me constru\u00eda un hogar me obligaban a abandonarlo y ve\u00eda desintegrarse todo lo creado a mi alrededor, esa misteriosa sensaci\u00f3n de vivir sin atarse a nada me result\u00f3 muy \u00fatil. Aprendida muy temprano, me hizo m\u00e1s llevaderas las p\u00e9rdidas y las despedidas.\u201d <\/p>\n\n\n\n


Con sus viajes, Zweig nos proporciona retratos casi palpables de lugares en ciertas \u00e9pocas; aprendemos c\u00f3mo era el Berlin de 1902-1903, caracterizado del servilismo de grupo, el orden y el fuerte concepto de clase, un Berl\u00edn en transici\u00f3n hacia aquella gran metr\u00f3poli que conocemos hoy.  Conocemos el Paris de 1904, un calidoscopio que \u201cs\u00f3lo conoc\u00eda la coexistencia de contrastes.\u201d M\u00e1s lejos de all\u00ed, los impactos que la India con el fuerte concepto de clase, la gran miseria y la pobreza le causaron en su viaje de 1908-09. Tambi\u00e9n aparecen Viena, donde lo fundamental a principios de siglo era la tradici\u00f3n, la permanencia de las formas y el concepto de seguridad, y Nueva York, con su modernidad y la disponibilidad de trabajo para aqu\u00e9l que lo buscara. M\u00e1s tarde, cuando la historia cambia <\/em>tras la Gran Guerra, Zweig nos comenta como Z\u00farich y Ginebra pasan a ser, hacia 1915-1916, los nuevos centros de gravedad, y hacia 1940, Argentina y Brasil, libres del terror y la discordia que inundan la Europa de la Segunda Guerra, se conviertir\u00edan en las nuevas Espa\u00f1a y Portugal.<\/p>\n\n\n\n

Sus descripciones de lugares hacen hincapi\u00e9 en su predilecci\u00f3n y amor por el arte a trav\u00e9s de los espacios urbanos, teatros y museos en las ciudades, y de sus gentes y sus c\u00edrculos intelectuales. Quiz\u00e1 sea por ello que a la hora de datos absolutos y referencias hist\u00f3ricas, su relato se queda corto.  Es la descripci\u00f3n de las gentes, sus viajes y sus estancias la que nos permite dilucidar la formaci\u00f3n de su pensamiento e ideolog\u00eda universalista, cosmopolita, de hombre europeo<\/em>. Al colocarse como protagonista, Zweig busca representar los cambios pol\u00edticos, econ\u00f3micos, sociales e ideol\u00f3gicos que se suceden dentro de un lapso de tiempo relativamente corto, y as\u00ed hallar una explicaci\u00f3n a los acontecimientos de la primera mitad de siglo. Cuando la marea de las Guerras<\/em> y los acontecimientos lo llevan a reflexionar: \u201cDeber\u00edamos a pensar, me dec\u00eda a m\u00ed mismo, ya no s\u00f3lo a la europea, sino mirando m\u00e1s all\u00e1 de Europa; no deber\u00edamos enterrarnos en un pasado moribundo, sino participar en su renacimiento.\u201d<\/p>\n\n\n\n



Con elegancia, y a veces con arrogancia, se nos narra sobre la manera de pensar y actuar de varios protagonistas de la historia como Walther Rathenau, Augustine Rodin, Romain Rolland, Sigmund Fre\u00edd, Rilke, James Joyce, Richard Strauss, Adolf Hitler, Kart Haushofer…. Hermoso es aquel pasaje  de prosa testimonial, en el que Zweig conoce a Rodin en un momento de creaci\u00f3n, cuando \u00e9ste \u00faltimo decide retocar una de sus esculturas, y que Zweig define como una lecci\u00f3n para toda la vida.<\/p>\n\n\n\n


Para Zweig la mejor forma de conocer a un pueblo, sin una impresi\u00f3n precipitada, es a trav\u00e9s de la amistad intelectual de sus mejores hombres. Por un lado, esto le permite poder crear un lazo de fraternidad con toda Europa, llegar a ser un hombre de mundo<\/em>, inmiscuirse en el arte, la literatura y la arquitectura all\u00e1 donde va. Pero se olvida quiz\u00e1s del uso del transporte p\u00fablico, de los mercados, el caminar de la gente, los mensajes en las paredes, la limpieza o no de las calles, el gusto del caf\u00e9, los techos o la altura de los edificios. Descripciones urbanas las hay, y ricas en su libro, pero son aquellas texturas<\/em> cotidianas<\/em> sobre sus vivencias, sus experiencias de los lugares a los que va lo que nos falta.<\/p>\n\n\n\n

Zweig narra la historia corta de estos a\u00f1os en etapas, como si de momentos se tratara: Los a\u00f1os de 1870 a 1910 son para Zweig cuarenta a\u00f1os de paz, el mundo de la seguridad<\/em> y la confianza en el progreso cient\u00edfico y t\u00e9cnico.  La absurda creencia de que s\u00f3lo se puede ir mejor. Un mundo, el de sus padres y abuelos, el mundo de ayer, donde se percibe s\u00f3lo el embellecimiento de las artes, el crecimiento y consolidaci\u00f3n de las capitales, el desarrollo de la ciencia. El mundo del progreso interminable. <\/p>\n\n\n\n


Aquellos cambios en el arte, en la ciencia, en la arquitectura, en la relajaci\u00f3n de las costumbres, no dejan ver otros cambios; los cambios que se van produciendo en materia social e ideol\u00f3gica. \u00c9stan ah\u00ed, pero no se les da importancia. Zweig da pautas aludiendo primero a aquella disparidad en crescendo <\/em>entre la burgues\u00eda y las dem\u00e1s capas sociales por debajo, sobre todo el sector obrero, y luego haciendo referencia a las controversias entre los partidos y la rotura de la conciliaci\u00f3n pol\u00edtica. Son todos movimientos de fondo tapados, o callados por aquella atm\u00f3sfera general de despreocupaci\u00f3n<\/em> y confianza en las autoridades, la fe en la legitimidad del Estado y el progreso en todos los campos. <\/strong><\/p>\n\n\n\n


De 1910 a 1920 la cosa cambia. Estos <\/strong>son a\u00f1os te\u00f1idos por el preludio, el desarrollo y el desenlace de la Gran Guerra. Un viaje turbulento que comienza con la euforia y embriaguez de los dos primeros a\u00f1os de conflicto y desemboca en el desenga\u00f1o y desilusi\u00f3n de los dos \u00faltimos. Euforia romantica, embriaguez patri\u00f3tica, estupidez total.  <\/em>\u00c9ste es el per\u00edodo donde se conceptualizan y articulan t\u00e9rminos y realidades como las cartillas de racionamiento,  la falta de v\u00edveres <\/em>o estancamiento del comercio<\/em>, todos ellos producto de una econom\u00eda de guerra.  No existe a\u00fan el reclutamiento militar, concepto que seg\u00fan Zweig consiste en un anacronismo<\/em> ya que las gentes se alistaban euf\u00f3ricamente. <\/strong><\/p>\n\n\n\n


1920 a 1930 son los a\u00f1os de posguerra. Con la Gran Guerra terminada vienen los a\u00f1os de ideas y proyectos de paz y un mundo mejor<\/em> complicados inmediatamente por una aguda inflaci\u00f3n econ\u00f3mica y el advenimiento de un mercado grotesco ante la ca\u00edda de la moneda. Pero hay m\u00e1s. Es un momento en donde se pierden las medidas<\/em> y lo que se mide<\/em>.<\/p>\n\n\n\n


Per\u00edodo del desempleo, de problemas estructurales de la econom\u00eda europea y obligada readaptaci\u00f3n entre los a\u00f1os 1920-1930. Es el per\u00edodo de  los pactos de Versailles, de Rapallo y de G\u00e9nova. Zweig nos narra los resultados del diktat<\/em>, como as\u00ed se conoce luego al pacto de Versailles de 1919: el fracaso de las promesas de paz y de aquel mundo mejor seg\u00fan Wilson, rotos por los intereses de los fabricantes de armas, la pol\u00edtica de tratados secretos, y el juego y  la especulaci\u00f3n.<\/p>\n\n\n\n


En aquellos a\u00f1os, una revoluci\u00f3n  interna<\/em> a nivel moral, espiritual va tomando lugar. Es el deseo de romper con la tradici\u00f3n; todo lo pasado est\u00e1 equivocado, todo lo pasado es la causa<\/em> del mayor crimen de la humanidad. La literatura se rebela; el arte con sus nuevas formas, el cubismo<\/em> y el surrealismo, <\/em>rompe los esquemas; la homosexualidad y el lesbianismo frente a las l\u00edneas y pautas normales<\/em> y tradicionales<\/em> del amor y las relaciones humanas, causan estupor; la juventud frente a la vejez; y sobre todo el desprecio y la falta de respeto, de credibilidad, producto de la experiencia y el desenga\u00f1o, a la autoridades, al gobierno, a los mayores, a los padres.<\/p>\n\n\n\n

Zweig percibe esta etapa como una forma de limpieza y rotura con lo anterior<\/em>. Aquella etapa guiada por la ilusi\u00f3n y el romanticismo, y las voces del progreso,  se transforma en otra etapa. Etapa muy distinta, basada en la realidad y la experiencia, el desenga\u00f1o, la desconfianza. Epoca de rebeld\u00eda que en buscar nuevas formas, en desacreditar lo viejo, se olvida de aprender sus errores. Pisa lo pasado<\/em>, da rienda suelta  a la historia y no se hace cargo.<\/p>\n\n\n\n

Sus \u00faltimos dos cap\u00edtulos, Ocaso <\/em>y La Agon\u00eda de la Paz<\/em>, transcurren entre 1934 y 1940. Son momentos oscuros, donde Zweig debe dejar su Salzburgo tras una redada en su casa, y se le proh\u00edbe publicar en alem\u00e1n. Es el  momento tambi\u00e9n en el que el partido nacionalsocialista asciende y llega a tomar el poder, sirvi\u00e9ndose, por un lado, de los enga\u00f1os de Hitler para atraer a sectores dispares de la sociedad, y por otro, de aquel impulso y deseo de reacci\u00f3n de los j\u00f3venes para la conformaci\u00f3n de las llamadas \u2018tropas de asalto\u2019. Deseo de reacci\u00f3n que por medio del suministro de material y entrenamiento, ser\u00eda la base para el desarrollo de un r\u00e9gimen de terror basado en la disciplina alemana<\/em> y el servilismo de grupo<\/em>. Este momento es el de la decepci\u00f3n y la p\u00e9rdida de Europa para Zweig, que hacia 1940 se traslada a Am\u00e9rica.<\/p>\n\n\n\n

El Mundo de Ayer <\/em>es un retrato de ciudades y gentes de una \u00e9poca bajo la prosa pesimista y la inquietud pacifista de su autor y protagonista. Stefan Zweig, con cierta limitaci\u00f3n bibliogr\u00e1fica y no sin cierta visi\u00f3n subjetiva, intenta reflejar los cambios en pol\u00edtica y las relaciones internacionales. Para ello se sirve de su experiencia universalista, sus encuentros intelectuales, y las realidades que el contexto literario y art\u00edstico delata. El estilo literario y la calidad de la narrativa hacen del libro una de las obras imprescindibles para entender los cambios y conflictos de la primera mitad del siglo XX.<\/p>\n\n\n\n


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COMMENTS<\/strong><\/p>\n\n\n\n

“Parece interesante el libro, tendr\u00eda que conseguirlo. Cabe destacar, Juan, que m\u00e1s que una rese\u00f1a, he le\u00eddo -lo que podr\u00eda ser- un Pr\u00f3logo con un interesante an\u00e1lisis de lectura. Tu comentario me acerc\u00f3 tanto a la obra de Zweig, que record\u00e9 autom\u00e1ticamente el “Ad\u00e1n Buenosayres” de Leopoldo Marechal, por lo menos, en lo que respecta a la alusi\u00f3n de los personajes intelectuales y la descripci\u00f3n de algunos lugares.
Sin embargo, la obra de Zweig se debe destacar por el trasfondo pol\u00edtico de la Europa de la Primera Guerra, la posguerra y el comienzo del “Tercer Reich”, con la asunci\u00f3n del Hitler. En este punto, con tus palabras, record\u00e9 el “Berl\u00edn Alexanderplatz” de Alfred D\u00f6blin, que muchos comparan con el “Ulises” de James Joyce; yo prefiero emparentarlo con “Los detectives salvajes” de Roberto Bola\u00f1o, pero s\u00f3lo por una cuesti\u00f3n estil\u00edstica del uso del ‘collage intertextual’ y el simbolismo presente en las im\u00e1genes.
La obra de Zweig (austr\u00edaco) y la de D\u00f6blin (alem\u00e1n) podr\u00edan ser producto de un buen an\u00e1lisis socio-hist\u00f3rico que destacara, entre otras cosas, c\u00f3mo el “hombre de ayer” fue asediado por un entorno de hostil de guerras y una situaci\u00f3n pol\u00edtico-social que hac\u00eda parecer “superiores” a unos pocos, en la Europa del Holocausto.” Un abrazo <\/p>\n\n\n\n

Alfredo Halk\u00f3n<\/em> (23 septiembre 2011)<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

Juan hab\u00eda publicado este art\u00edculo originalmente el 19 de septiembre de 2011 en el blog IdeasdePapel Le\u00ed este libro en su versi\u00f3n en espa\u00f1ol en el oto\u00f1o de 2006, me gusto mucho y quiero compartirlo. Lo que sigue son mis impresiones. Como en todo libro, cualquier descripci\u00f3n o rese\u00f1a, por m\u00e1s pomposa que \u00e9sta sea,…<\/p>\n El mundo de ayer: Memorias de un europeo<\/em>, por Stefan Zweig, 1941\" class=\"entry-more-link\">Read More<\/span> Libros para compartir: El mundo de ayer: Memorias de un europeo<\/em>, por Stefan Zweig, 1941<\/span><\/a>","protected":false},"author":1,"featured_media":769,"comment_status":"open","ping_status":"open","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"Layout":"","footnotes":""},"categories":[13,65,1],"tags":[66],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/www.jesidewalks.net\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/768"}],"collection":[{"href":"https:\/\/www.jesidewalks.net\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/www.jesidewalks.net\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/www.jesidewalks.net\/wp-json\/wp\/v2\/users\/1"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/www.jesidewalks.net\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=768"}],"version-history":[{"count":5,"href":"https:\/\/www.jesidewalks.net\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/768\/revisions"}],"predecessor-version":[{"id":790,"href":"https:\/\/www.jesidewalks.net\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/768\/revisions\/790"}],"wp:featuredmedia":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/www.jesidewalks.net\/wp-json\/wp\/v2\/media\/769"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/www.jesidewalks.net\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=768"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/www.jesidewalks.net\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=768"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/www.jesidewalks.net\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=768"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}